PALABRAS DE LOS COMPAÑEROS ADRIANO ANTONACCI Y GIANLUCA IACOVACCI
(El 29 de septiembre de 2013 son detenidos los compañeros Adriano Antonacci y Gianluca Iacovacci, acusándolos de pertenecer a una organización terrorista y de participar en distintos ataques incendiarios realizados en Italia. Antes de iniciar el juicio el compañero Gianluca rechaza su defensa y asume parte de los ataques que fueron reivindicados por la Federación Anarquista Informal (FAI), sumando el delito de asociación con fines de terrorismo internacional.
En una nueva medida represiva y de control la mafia judicial y carcelaria Italiana decide que el juicio contra los compañeros se realizará a través de videoconferencia y no de manera presencial en la sala de audiencia sino por una pantalla, ante ello, Adriano y Gianluca se niegan a participar. Finalmente, Adriano Antonacci es condenado a 3 años y 8 meses, mientras que Gianluca Iacovacci a 6 años.)
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La distancia física no nos impide encontrarnos en el recuerdo del compañero Mauricio, caido en combate.
La vida y la muerte, dos realidades indivisibles que, en la lucha, Mauricio ha encontrado en su recorrido enfrentandose al enemigo.
No resulta fácil escribir esta contribución, por no haberle conocido, sin caer en una letania de ceremonia. Desconocer la celebración y la misma existencia del martirio y del heroismo es algo fundamental, como fundamental es el reconocer y afirmar la importancia y el coraje del individuo de acción que, en la vida, en la acción, se enfrenta con la muerte.
Ya es algo evidente y tangible el encogimiento afixiante de las rejas del control y de la represión.
Para romper toda fácil ilusión es mejor salirse de la convención retórica del “gigante con los pies de arcilla”, por cuanto sea funcional a la propaganda está bien lejana de la realidad que tenemos en frente y en contra de la cual nos enfrentamos.
Estamos conscientes de que el poder no duerme y desarrolla desde siempre sus funciones represivas, a traves de la ley y por medio del adoctrinamiento de los súbditos. Sus templos están resguardados, sus guardianes y medios están vigilando todo lugar.
Pero cualquier máquina, por cuanto sea sofisticada tiene sus puntos de ruptura y fallos; cualquier estructura por muy majestuosa, tiene sus lados indefensos, cada dispositivo de control tiene sus fallas y cada persona sus nervios vivos.
Pues, se trata justamente de forzar aquella vigilancia, irrumpir en la tranquilidad de la normalidad y del orden, desafiar los miedos, alejar los escrúpulos, para los que los tienen, y viejas moralidades para quien se las lleva consigo.
No creemos en un actuar movido por una exclusiva solución posible y un objetívo resolutivo, pues no nos interesa constatar que “los pies del gigante… sean de arcilla o de hormigón armado. No abatiremos al gigante, pero esta convicción no impide ni imposibilita que sea atacado.
En este punto se pone en juego el individuo y su esencia rebelde. Por esto protagonista es la acción, en su cada día más impelente necesidad, pues es la misma acción el medio para concretizar las existencias en revuelta, ofreciendo a la solidaridad un significado vivo y de continuo ataque.
Para seguir demostrando que Mauricio nunca dejó de golpear al enemigo, y que las consecuencias de la elección del combate no son un sacrificio, y tampoco una derrota, sino más bien todo uno con la existencia en guerra que eligió de emprender.
Con la intensidad de una sonrisa sincera recordamos a un compañero cuya rebeldía ha llevado consigo su último aliento. Con la misma rabia y a pleno pulmón tenemos que dar continuidad a aquel aliento vivo de revuelta.
A Mauricio Morales
Adriano Antonacci y Gianluca Iacovacci
Módulo de Alta Seguridad 2
Prisión de Ferrara, Italia.