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Hace algunos dias, el lunes 4 de enero, un motín se desato en el pabellón 1 de la UP 37 de Barker, partido de Tandil. Lxs presxs, hartxs de las vejaciones, torturas y humillaciones varias propinadas por ls miserables carcelerxs del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) decidieron empuñar las dignas armas de la rebeldía.
Con esto no idealizamos la figura del presx, sabemos que allí dentro sobreviven seres de la peor calaña que no dudan en reproducir los compartamientos autoritarios de la misma sociedad que fomenta su encierro. Nos alejamos de lxs presistas que hablan desde la lejanía de una realidad que nunca les toco vivir, y creen ver en lxs prisionerxs una especie de nuevo «sujeto revolucionario».
Lo que queremos rescatar es el gesto de rebeldia de una minoría (no excenta seguramente de contradicciones y miserias) ante la sumisión y aceptación aplastante de una mayoría.
El chantaje que lxs carcelerxs imponen para acceder a las salidas de prisión, obligando a pagar a lxs reclusxs cuantiosas sumas por elevar informes psicologicos que los habiliten para estar de nuevo en la calle, el encarecimiento de la comida (de la cual lucra la cantina, ya que la alimentación que brindan en la cárcel es practicamente incomible), la falta de atención medica, el maltrato constante a las visitas, la represión a balazos frente a familiares de lxs detenidxs, la inclusión adrede de «coches bomba» (denominación que se le da a presxs que ingresan avaladxs por las autoridades de un penal para provocar conflicto interno en un pabellón, o para asesinar a algún preso «conflictivo» para que continue el normal funcionamiento del centro de exterminio), son alguna de las gotas que revalsaron el vaso.
Todo esto se da en una situación extramuros de represión y control descarada (ya no tan sutil como con el anterior gobierno) a raíz de la asunción del nuevo presidente, el empresario multimillonario Mauricio Macri.
Torturas, castigos en buzones sin agua ni luz solar, traslados a penales alejados, peleas entre bandas (ranchadas), chantantajes y negociados son algunas partes de la cotidianidad dentro de las prisiones en esta región. Creemos no ha de ser muy distinto en otras.
Saludamos todos los gestos de rebelión que escapan de las lógicas de aceptación y apatía que la cárcel intenta imponer sobre lxs que en ella residen.
Apuntamos a la destrucción de todas las cárceles.