[Traducción a cargo de Sin Banderas Ni Fronteras (Chile), Círculo Nihilista Sparagmos y Por La Anarquia (Argentina)]
«Breve nota introductoria: Sintiéndonos hermanadxs en teoría y práctica con lxs compañerxs de la Conspiración de Células del Fuego, es que tradujimos el siguiente texto entre lxs compañerxs del Círculo Nihilista Sparagmos, lxs compañerxs de Sin Banderas ni Fronteras y lxs compañerxs de Por la Anarquia.
Consideramos importante el hecho de que seamos compañerxs afines quienes traduzcan y difundan las palabras y acciones de aquellxs con quienes compartimos el mismo camino en la confrontación anárquica, evitando distorsiones u omisiones, y claro, con la clara voluntad de incitación y propagación de la lucha por la cual lxs compañerxs hoy se encuentran tras los muros de las prisiones, rescatando la coherencia, la integridad, la dignidad y las propuestas organizativas que nos hermanan en la lucha.
Sin más que agregar por el momento compartimos el siguiente folleto/comunicado.»
Comunización: El decaimiento senil de la anarquía (o anarquía re-inventada) -fragmento del folleto inédito «FAI Recargada» por la Conspiración de las Células de Fuego.
I) Marxismo congelado
La era actual huele a aceite para motores, a sudor de trabajo barato y a naftalina de la moralidad de la obediencia voluntaria… No queremos ser definidxs por la cultura de fascismo tecno-industrial, los uniformes blancos de científicxs, las corbatas de tecnócratas, los silencios impacientes de la gente común, las estúpidas sonrisas de lxs consumidorxs… no conjugamos con la estética del mundo de cristal de las pantallas planas de televisión, la imitación digital de la vida de las redes sociales, las ventanas de demostración de modo de vivir, las lentes de cámaras de seguridad. No cabemos en la sociedad del cautiverio, las comprobaciónes de policía de nuestros papeles de identificación, la supervisión de guardias de seguridad, las leyes de los jueces, las puertas cerradas de prisiones. No nos conformamos con la normalidad media dictada por la moralidad, no divertimos nuestro aburrimiento con drogas psicofármacas, no estamos cubiertos por la frialdad de relaciones vacías, no leemos a… Marx.
Hoy vivimos al ritmo de una crisis generalizada. Nuestra vida diaria es estrangulada por la tiranía de los números. Nuestra vida se parece a un libro de contabilidad, cuyos cálculos siempre se encuentran deficientes y endeudados. Ellos nos abruman con términos financieros y definiciones, la mitad de los cuales nos son desconocidos y la otra mitad de ningún interés para nosotrxs. Lxs charlatanxs errantes de todas las ideologías vagan de una conferencia financiera a la otra y nos bombardean con discursos-entrevistas, a menudo incomprensibles, cada unx de ellxs presentando su propio antídoto social a la crisis económica. Sobre los estantes del supermercado ideológico cada consumidor/a fiel encontrará el antídoto que lo satisfaga, en todas las sombras. Hay antídotos «revolucionarios», incluso «anarquistas».
En Grecia, lxs neo-comunistas, lxs ex-anarquistas, se revuelven en la caldera con ideologías de etiquetas anarquistas, con mucho marxismo congelado, anti-imperialista y un pellizco de liberación nacional disfrazada. La nueva tensión vestida de anarquía «seria», presentándose a sí misma de modo formal lanza la tendencia de lucha anticapitalista sobre un fondo rojo. La retórica de lxs neo-comunistas – «anarquistas» habla de todo. Intentando construir un márketing social de propaganda para las masas, esta promueve generalizaciones que santifican a «la gente oprimida» «y lxs trabajadorxs» que, obviamente, para ellxs son «inocentes» de sus responsabilidades y silencios, empleando sutilmente y socialmente sabrosas referencias nacionales, como «lxs griegxs», «nuestro país» y promesas como la «salvación social » con el venir de una sociedad post-revolucionaria, que predican en las asambleas la necesidad de estructuras centralizadas… Parece que algunxs neo-comunistas ya ensayan sus futuros cargos. Quizás, para esto entrenan desde ahora, la hegemonía de venta, la experiencia que viene de la edad y la sabiduría de un líder dentro del entorno anarquista.
Allí, entonces, donde unxs ven una oportunidad, debido a la crisis económica, nosotrxs vemos una trampa. Una trampa de hundimiento en el pantano de la confusión, de fantasías sobre sacar un social «bueno» del análisis marxista, de certezas sobre el sujeto revolucionario, de economicismo.
Primero que todo, la crisis global que experimentamos hoy no es solamente una crisis de números, cifras financieras y matemáticas, sino una crisis total de valores y conciencia en el mundo de la autoridad. Es la crisis canibal del estilo de vida occidental, que después de que cultivó la sangre y el petróleo de lxs «subdesarrolladxs», ahora se alimenta de la carne. Hoy, el «mundo desarrollado» no sólo vive en el apretón de la tiranía económica, sino también en el desierto de la bancarrota espiritual y emocional.
A diferencia de lxs marxistas y sus bisnietxs «anarquistas», que quieren interpretar la vida con la racionalidad de las matemáticas, nosotrxs buscamos todos los días nuestra liberación dentro de las explosiones de una rebelión permanente y existencial de relaciones, situaciones, valores, moralidades.
Incluso la economía, que es el centro del tedioso análisis de lxs comunistas, para nosotrxs no es una serie de números ordenados que conducen a la ecuación de la lucha de clases. En cambio, la economía es, ante todo, una relación social jerárquica que habla la lengua del dinero. El dinero es un símbolo de poder acumulado. Esto es un título de propiedad que posee objetos, tierra, tiempo, admiración, relaciones, gente. La apuesta anarquista, entonces, no puede ser atrapada en la demanda de «mejores salarios», «baja de impuestos», «la igualdad económica» … Unx no puede destruir la moralidad de la propiedad igualando y uniformando a todxs.
El experimento de regímenes comunistas totalitarios creó monstruos, dictaduras del proletariado y súbditxs obedientes. Exorcizan la fealdad con una nueva fealdad, cambian simplemente el nombre a algo más «social» e imaginan que por «la lucha antiimperialista», el país no se hará «una colonia moderna «.
Incluso si quitas el dinero, la autoridad encontrará nuevos collares y espejos para intercambiar por la obediencia de lxs habitantes del país. Esta autoridad, además, es más vieja que el capitalismo y el dinero. Entonces nos reímos, pero también estamos aburridxs del análisis y los textos de lxs topxs teóricxs anarco-marxistas. Escriben y rescriben el superanálisis, pero sus cifras no cuadran, no pueden entender que la vida no cabe en las etiquetas,… «proletariado»,»lucha de clases»,»lucha anti-imperialista»… Primero que todo, la lucha anti-imperialista no requiere una percepción total anti-estatal como la lucha anarquista. La lucha antiimperialista también está siendo conducida por el fósil burocrático del Partido Comunista griego (KKE). Al mismo tiempo, leyendo entre líneas, en todos los textos de los ex-anarquistas ahora comunistas, nosotros vemos un cripto-patriotismo deliberado. Las referencias nacionales (nuestro país, lxs griegxs, etc.), enfocandose en «el capital extranjero» (como si el capital tuviera nacionalidad), combinado con la ausencia completa de lineas antiestatales, son al menos sospechosas. Lxs neo-comunistas – ex-anarquistas no hablan ni un momento sobre la destrucción del Estado. En cambio, hablan en forma de denuncia política, y se presentan como la extrema izquierda del gobierno de izquierda, que ellxs mismxs denuncian, pero sin declararle abiertamente la guerra. La oposición extra-parlamentaria para el gobierno izquierdista de SYRIZA. No tienen nada que ver con la anarquía y la libertad. No buscamos ni reformar el sistema, ni arreglos desde la izquierda; todo lo que queremos es su destrucción total. Sin embargo, vivimos días extraños y tenemos que rearmar aún las partes más fundamentales de anarquía…
La autoridad, entonces, no son sólo las feas y tristes caras pegadas a miserables cuerpos decorados con trajes y corbatas, lo mismo que la anarquía no es el «sudor del trabajador/a honradx» y «la lectura de las obras completas de Marx y Bakunin»… Ciertamente lxs primerxs son los objetivos perfectos de los tiros de las Kalashnikovs y las explosiones, pero con esto no basta…
La autoridad es una relación social.
La autoridad aún nace en nuestras amistades, en nuestras reuniones, en nuestro amor, en nuestras vidas diarias.
Una vez más, tenemos que echarla verdaderamente fuera de nuestras relaciones. Por supuesto, esto se hace sólo a través de una beligerante / confrontación armada con lo existente, ya que nuestras búsquedas no son una meditación interior hippie, sino los deseos prácticos expresados mejor cuando nuestros dedos llenan revistas de balas y nuestras manos arman nuestras armas para «hablar»…
II) Superando los mitos revolucionarios
La clase de lxs pobres, de lxs oprimidxs, de lxs «de abajo», de lxs trabajadores, es una etiqueta descolorida, la cual para nosotrxs no representa nada en sí misma. Son palabras que se pierden en el vacío y su eco está inmerso en un pasado que ha sido superado. La clase obrera es una identidad social masiva forzada que aplasta a la singularidad y particularidad del individuo, de cada hombre/mujer diferente bajo su peso. El pueblo es el cuento de hadas que conecta una variedad de personas con percepciones, hábitos, ansiedades, pensamientos, personalidades y características completamente diferentes, la mayoría de ellxs inserta en la confusión, homogeneizada en la boca de lxs expertxs de la política bajo el nombre de «el pueblo». El pueblo, la sociedad es el reino de las contradicciones. Es el lugar común de origen, y nosotrxs que negamos la ética y los valores de la sociedad, también venimos de ella, pero nos conducimos a diferentes opciones de destinos. Al interior de la sociedad residen esclavxs que quieren parecerse a sus jefes, sujetxs que adoran el orden, conservadorxs que defienden a la normalidad, lxs pequeñxs burgueses que adoran a la propiedad, lxs fascistas que temen a todo lo diferente, lxs buenxs ciudadanxs que se enamoran de la privacidad de su hogares y la limpieza de sus muebles, la clase baja que envidia la comodidad, lxs acomodadxs que son indiferentes, lxs pobres, lxs que se quejan pero tienen miedo de actuar, lxs inmigrantes, delincuentes que admiran lxs privilegiadxs … Al mismo tiempo, dentro de la misma sociedad, hay progresistas, filántropxs sensibles, izquierdistas, pacifistas, comunistas, libertarixs, anarquistas, revolucionarixs hasta los nihilistas-negadorxs de la sociedad.
Lo que se llama «el pueblo», «sociedad» es todo el mosaico sobre las relaciones entre una niebla de personas, algunas de ellas conectadas con una afinidad de percepciones y experiencias, otras en una guerra feroz entre sí.
El pueblo siempre es visto de una manera positiva. El pueblo es aclamado por todxs, desde lxs fascistas y conservadorxs hasta lxs izquierdistas y anarquistas. El pueblo o “la gente” es «pobre», «honesto», «deprimidx», «agraviadx» y por supuesto «sabix» al votar…
El pueblo y la clase trabajadora, según lxs expertxs políticos, es eternamente engañado, por lo tanto siempre necesita de orientación.
Lxs marxistas y sus bisnietxs anarquistas siempre están dispuestos para guiar (en el nombre de «el pueblo», por supuesto) y ofrecer la tierra prometida, la sociedad post-revolucionaria. En sus textos, carteles y eventos, siempre hablan en plural, usando el colectivo «nosotrxs» del pueblo, lxs trabajadorxs, lxs proletarixs, creyendo que presentándose como parte del proletariado se harán más agradable y pondrán a la gente de su lado. Lo curioso es que, por lo general, los representantes políticxs del proletariado no tienen ninguna conexión con él, ya que, por decirlo de forma «clasista», vienen de la pequeña burguesía o de capas de la clase media (eternxs estudiantes, asiduxs y propietarixs de cafés, dependientes económicamente de sus padres, etc.).
Como nuevxs mesías-liberadores, abordan la masa abigarrada de la clase obrera, considerándola como el sujeto revolucionario final. Pero desde dentro de la clase obrera viene la indiferencia de muchxs, la miseria de la pequeña burguesía, el canibalismo patriótico, los 500.000 votantes de lxs fascistas de Amanecer Dorado, ciudadanxs respetuosxs de la ley, informantes, lxs conservadorxs, lxs piadosxs de las iglesias, lxs fieles televidentes, lxs zombies del mundo digital y las redes sociales, lxs consumidorxs felices …
Qué nos conecta como anarquistas con toda esta gente? … De la nada absoluta, hasta la irreconciliable hostilidad. La Anarquía y el movimiento obrero siguieron dos líneas paralelas y se ha comprobado que geométricamente las líneas paralelas no se cruzan. ¿Porqué, entonces, debemos reconocer a lxs oprimidxs de una manera general y vaga como «hermanxs» y hablar de guerra de clases entre gente con la que no tenemos nada en común? Mejor poner por delante el ataque anarquista generalizado, que elimina todas estas ilusiones sobre el frente común de lxs oprimidxs. Porque ahora mismo, lo único que nos conecta con lxs oprimidxs es la condición económica que estamos obligadxs a vivir. Pero la coercitiva condición económica común que experimentamos como marginadxs, junto con lxs pobres, lxs desempleadxs, lxs trabajadorxs, lxs migrantes, es una condición forzada y no una elección consciente. A excepción de todxs quienes conscientemente escogimos el margen social y negamos los privilegios materiales, lo que la mayoría de la gente oprimida desea no es destruir el mundo de la explotación, sino mudarse a las mansiones de sus jefes, usar su ropa, imitar sus costumbres y, a su vez, oprimir a todxs aquellxs bajo su autoridad. El o la esclavo/a que busca derechos sin tener una conciencia liberadora pronto tratará de llevar el traje de su amo. No hay más que observar la micro-autoridad que lxs oprimidxs llevan acumulada dentro de ellxs cuando se expresan contra todxs aquellxs que creen «más débiles» que ellxs; el/la nativx contra el/la inmigrante, el/la inmigrante contra su familia, lxs «más experimentadxs» trabajadores contra sus nuevxs compañerxs… Esta es la clase de proletarixs modernxs. Una mezcla de mercenarixs de la miseria y el canibalismo, listxs para ofrecer sus servicios al mejor postor. Personas oprimidas con complejos oprimidos, queriendo ser como sus jefes.
Nosotrxs no queremos, por lo tanto, buscar compañerxs y aliadxs dentro de las condiciones comunes coercitivas que no elegimos, sino que a través de las opciones comunes.
No nos engañan ni agradan las alianzas efímeras con lxs que luchan por un mejor salario, o por los derechos y las reformas de la miseria de lo existente. Podemos encontrarnos junto a ellxs detrás de barricadas o en conflictos con la policía, pero nunca nos encontraremos con ellxs sustancialmente a menos que demuelan su identidad interna de la moral del/la obrerx, estudiantes, desempleadxs, manifestantes y a menos que rechacen el mundo del orden y las leyes en su conjunto.
No nos importan aquellxs que, no teniendo nada que perder, salen en las calles, sino que aquellxs que están dispuestxs a perderlo todo para recuperar sus vidas desde el comienzo…
Además, entre lxs primerxs se encuentran lxs mayores traidorxs, quienes, ante la primera dificultad o frente a la tentación de una promesa económica, te abandonarán, te denunciarán o incluso se volverán contra ti…
Por el contrario, en el mejor caso, encontrarás algunxs de tus compañerxs y cómplices más cercanxs y auténticxs… ¿Cuántas veces no nos encontramos ni a nosotrxs mismxs en medio de un mar tormentoso de confusión y contradicciones? Las mismas personas con las que estábamos codo a codo, lanzando piedras y cócteles molotov contra la policía y compartiendo tiempos y momentos detrás de barricadas ardiendo en el contexto de una reivindicación corporativista de una «huelga salvaje» por mejores salarios, regresaron rápidamente a su rutina diaria y se protegieron a sí mismas nuevamente con el uniforme de ciudadanx legalista, votante, hombre de familia, televidente, justo después de que su demanda fue satisfecha o rechazada. A partir de la «huelga salvaje» de Chalybourgia, terminamos con el control total de la movilización por la unión adyacente al Partido Comunista y la cálida bienvenida de lxs diputadxs de Amanecer Dorado, que se apresuraron a mostrar su solidaridad con la lucha del/la «trabajador/a griegx». De las barricadas y las noches de fuego en Keratea y el sabotaje a la instalación del vertedero en la zona, terminamos con altas tasas de elección para Amanecer Dorado en la misma zona.
Pero incluso la «juventud salvaje» se mueve alternadamente en sus contradicciones. De tomas estudiantiles y ataques contra policías salta sin pensarlo dos veces a pogromos contra inmigrantes y panegíricas fiestas de orgullo nacional (éxitos «atléticos» de la selección nacional de fútbol).
No basta, por tanto, sólo de vez en cuando sobrepasar la ley al lanzar una piedra o una Molotov. Este es sin duda un paso necesario. Sin embargo, junto con el banco o el vehículo que vamos a incendiar, debemos incendiar todos los residuos autoritarios dentro de nosotrxs, los prejuicios morales y los estereotipos conservadores que heredamos de este mundo.
Por supuesto, en tanto odiamos la crítica por el gusto a la crítica y la degradación de los lamentos de los pseudo-nihilistas digitales, que critica todo excepto el deforme «super ego», nuestra posición es clara. Y así como queremos aplastar a lxs politiquerxs anarco-marxistas de nuevo cuño, también queremos demoler la torre de marfil de lxs «ideólogxs» de la teoría de la anarquía pura.
Analizamos y decodificamos el complejo de las explosivas contradicciones de la sociedad, no para permanecer como espectadorxs y admirar nuestra «autoridad», sino que para organizar estratégicamente nuestro ataque anarquista. Existen las llamadas luchas sociales intermedias, algunas de las cuales (como las tomas estudiantiles) son interesantes debido a su composición y su desviación, lo que puede provocar situaciones caóticas que son el ámbito ideal de expresión de nuestro odio por el sistema. Obviamente, nosotrxs no estaremos ausentes de estas luchas, sin olvidar, por supuesto, que el «ideal» es desdibujado por la realidad y lo que queda de la rosa es la espina.
Sin embargo, como no nos enjaulamos en las nociones reformistas y de las demandas, mantenemos nuestras características y no nos perdemos en ofertas politiqueras para convertirnos en socialmente «agradadxs». Por lo tanto, invadimos como anarquistas y no nos escondemos detrás de otras máscaras sociales (desempleadx, trabajador/a, manifestante); por el contrario, nos ponemos la capucha y atacamos, sin temor a la fosa de las contradicciones de las luchas intermedias.
Por lo tanto, si queremos destruir este mundo de aburrimiento y explotación organizada, debemos hablar sobre la superación de clases y no ondear la mortaja de la «lucha de clases» como una bandera. Lxs anarquistas rojxs que hablan de lucha de clases tienen un cadáver en la boca que ha empezado a pudrirse. En la continua insurrección anarquista, todas las clases son abolidas. El/la individux, descubriendo de una manera liberadora su yo consciente, está en ruptura total con la clase de la que viene, sea esta proletaria o pequeño burguesa. Rechazamos todas las clases porque son resultado de fisiones provocadas por el sistema. Cada clase tiene en su interior las características y la ética de lo existente. El/la hijx amadx de lxs «anarquistas» rojxs, el proletariado, lleva en su interior la ética del trabajo, el pseudo-orgullo del patriotismo, la adoración de la pequeña propiedad, los restos de conservadurismo religioso… Esta es la representación triste de la confusión que triunfa en el interior las luchas obreras reformistas intermedias que nunca superan su auto miopía para adquirir una perspectiva liberadora general.
III) Sobre la Anarquía Negra
Renunciamos, por ende, a la noción de “lucha de clases”, la que en su forma más radical, la variación marxista, apunta a la conquista del Poder mediante la dictadura del proletariado. Escupimos a lxs “expertxs” de la revolución, al liderazgo comunista, a lxs veteranxs y la gente anarquista de relaciones públicas, que compiten entre sí por un puesto en los grandes timoneles de la revolución.
Además, la liberación vendrá cuando destrocemos las cabezas de nuestros auto-denominadxs “liberadorxs”.
Nos negamos a esperar las condiciones objetivas del alzamiento de las masas. La preparación de las grandes masas como pre-condición a la “revolución” contra la autoridad, solamente desencadena aplazamientos.
Sabemos que vivimos en tiempos de “crisis”. Algunxs ex-anarquistas eligieron seguir la retórica marxista del pragmatismo económico, pensando que hablan el lenguaje del realismo político. Ellxs no pueden seguir como anarquistas: demostrarán ser incompetentes como marxistas…
Sus argumentos ya se transformaron y les condujeron hacia obsoletas alianzas con individuxs y ambientes políticos que se auto-definen en términos de oposición política. La anarquía no tiene ya nada que ver con ellxs…
Insistimos en el negro de la anarquía.
En el caos, el desorden, el vivir peligrosamente, el nihilismo de acción, en la confrontación armada con lo existente, en el fuego de la insurrección anarquista permanente.
Rechazamos todos los principios idealizados que las teorias revolucionarias dicen sobre la futura liberación y la promesa de la armonía social. La vida no ofrece garantías. El tiempo es ahora y el lugar aquí…Seamos honestxs; no sabemos cómo será “funcional” un mañana liberado. Esto es exactamente el por qué está liberado.
Porque estará lleno de posibilidades, preguntas y dudas. Quien quiera buscar respuestas seguras y certezas marxistas pronto buscará la garantía de la autoridad y al clero del poder rojo.
Mantenemos nuestras preguntas y nuestras banderas negras…
Ésta es la anarquía negra.
La anarquía, sin embargo, exige la organización de la nueva guerrilla urbana anarquista, si es que no queremos que se degenere en un parloteo poético sin sentido, condenado a ser seguido por la integración alternativa al sistema. Los conceptos que no están armados, como el anarquismo individualista o el nihilismo, terminan como palabras inofensivas en las bocas de esxs incluso más inofensivxs individuxs que confunden el anarco-nihilismo con la subcultura del “estilo de vida antisocial”.
El anarco-nihilismo combina la propaganda de las palabras con la propaganda de los disparos, el fuego y la dinamita. Sus dinámicas son forjadas en el yunque de las acciones, en una danza sin fin, donde se encuentran la conciencia y la experiencia, y no en los teclados del mundo digital de la nada.
Por ende, la guerrilla urbana anarquista tiene la posibilidad de llevar la anarquía desde la teoría abstracta a la práctica, donde nuestros deseos están armados y desencadenan nuestra propia realidad.
La Conspiración de Células del Fuego y la FAI son el reflejo de nuestros deseos. Promovemos la creación de una red informal de células y grupos de afinidad anarquista, con el objetivo de difundir la teoría práctica y los ataques. Tejemos nuestra propia telaraña… Organizamos nuestros ataques contra los puestos de avanzada del mundo del aburrimiento y la explotación organizada. Destrozamos los bancos, las comisarías, los tribunales, las cárceles, los ministerios, las sedes de partidos, los imperios empresariales y lo que sea que proteja y reproduzca los valores de este mundo.
Por supuestos, no olvidamos que el objetivo de la nueva guerrilla urbana anarquista no sólo es la voladura de cosas y la ejecución de autoridades, sino, al mismo tiempo, la destrucción de las relaciones sociales que en su interior portan el veneno del Poder. Por tanto, en paralelo a la organización y difusión de la FAI y la CCF con balas y bombas, con nuestros escritos deseamos destrozar todas esas convenciones cotidianas y abofetear la mentalidad de obediencia voluntaria que es la mitad del Poder de la autoridad…
Odiamos tanto la mano que sostiene el látigo como a aquellxs que sin quejarse aceptan sus golpes en la espalda.
No me sigas … No te conduzco
No camines delante de mí … yo no te voy a seguir
Labra tu propio camino … Hazte a ti mismo…
ORGANIZEMOS 10, 100, 1.000 células de Federación Anarquista Informal y Conspiración de Células del Fuego
ATACA PRIMERO Y SIEMPRE POR LA ANARQUÍA
Conspiración de Células del Fuego – FAI / FRI
Célula de miembros encarcelados