HUELLAS DE LOS GARI. LA REVUELTA OLVIDADA
Txema Bofill
( Texto publicado en el libro “Por la memoria anticapitalista. Reflexiones sobre la autonomía”. Segunda edición, junio 2009. Coordinación editorial: Editorial Klinamen. Digitalizado por Rojoscuro http://rojoscuro.blogspot.nl/2011/07/huellas-de-los-gari-la-revuelta.html. Tomado por nosotrxs de la página http://materialanarquista.blogspot.com.ar/)
1. PRESENTACIÓN
En esta exposición sobre los GARI no soy neutral. Tampoco la historia que nos imponen es neutral, ni los noticieros que padecemos un día tras otro. Mienten cuando dicen que son objetivos, neutrales, y veraces. Defiendo las acciones de los grupos armados, la decisión de pasar a la lucha armada y su efectividad para combatir las injusticias y abusos de poder. El primer mérito de los grupos armados es el de no creerse la mayor de las mentiras del Estado y del Imperio de ayer y de hoy, que nos la repiten insistentemente: «No se puede hacer nada contra el Estado, y menos un pequeño grupo de rebeldes». He sido testigo y actor de algunos de las acciones de los GARI. Mi testimonio, a los treinta años, es forzosamente selectivo e influenciado por otras vivencias posteriores, pero no os quepa duda de que es sincero. Es el de un observador implicado en este grupo armado.
2. «LA HISTORIA LA CUENTAN LOS ASESINOS»
En el film argentino «La historia oficial», una profesora les dice a sus alumnos que está convencida de que eso de los desaparecidos son rumores, mentiras, ya que no se habla de ellos en los informativos de la televisión y en la prensa. Un alumno le responde: «La historia oficial la escriben los asesinos, por eso no salen los desaparecidos en los libros y en los medios de comunicación». En las universidades se vanaglorian de impartir historia y conocimientos con imparcialidad y objetividad. No hay imparcialidad. En la universidad se enseña la Historia a base de nombres, reyes, ministros, gobiernos, gobernantes, leyes, elecciones. Pero se olvidan siempre del pueblo. En cambio, para nosotros, lo interesante es siempre la historia de los «damnés de la terre», los explotados, los carentes de derechos y que luchan para conquistarlos. Las Universidades reproducen el pensamiento oficial, la moral oficial de escuelas y familias, «trabajar, estudiar y no meterse a protestar. Si tienes inquietudes, pues muy bien, cuando seas mayor y funcionario de algún organismo, cuando tengas poder, si quieres, propón algunas mejoras. Tendrás poder para arreglarlo. Ahora pierdes el tiempo gritando en la calle y haciendo huelga». El futuro es un engaño lo mismo que el pasado.
Los mandarines tienen sus historiadores a los que se financia generosamente, un montón de profesores dispuestos a repetir, difundir, enseñar y divulgar la historia oficial, a cambio de un cargo y de un sueldo. Pero se les paga sobre todo para que no hablen de las historias silenciadas, de las insurrecciones olvidadas, de las luchas olvidadas del pueblo, expresamente silenciadas. Y los estudiantes, en vez de protestar contra la historia oficial y luchar contra la mentira y la manipulación, pagan para aprenderla. En la universidad, hoy en día, se enseña la historia de los vencedores con más descaro que en la época de Franco. La podredumbre intelectual es aún más patética ya que se supone que hay libertad, y no se entiende que los intelectuales no expongan sus opiniones y hablen como loros. La historia oficial que se enseñó en los 40 años de dictadura, fue escrita por los vencedores, por los asesinos, por los franquistas, por los afines a la ideología oficial. La historia oficial de hoy la siguen escribiendo los que mandan, los vencedores, capaces de convertir a cualquier cachorrito borbónico en héroe nacional y al jefe del Estado franquista, el mismo Juan Carlos de Borbón, en candidato al premio Nobel de la Paz. La rebeldía del pueblo no existe. No aparecen las manifestaciones, huelgas, protestas, sabotajes y acciones armadas, los grupos autónomos y revolucionarios. Son cosas pequeñas para ellos, cosas de grupos sin importancia, de subversivos y asociales. Se citan como anécdotas, o de forma manipulada. Han reducido la historia a algunos mitos consoladores, prescritos para darse buena conciencia. Han reducido la historia a un enfrentamiento entre demócratas y franquistas. Así, ya en la guerra civil, se silencia la revolución. No existe. La historia la fabrican los periodistas pagados por multinacionales, la repiten en las universidades los sumisos historiadores, la empaquetan los más sumisos, normalmente becados por los poderes a los que sirven.
¿Y cómo ha descrito la historia oficial a los grupos autónomos, a los GARI? Igual que a los desaparecidos. No existen, no cuentan, no sirven. Igual que hay poderosas asociaciones de víctimas del terrorismo de ETA, pero no de víctimas del franquismo, del terrorismo franquista, del terrorismo de Estado, y ni siquiera 40 años después existen por consenso de los que mandan. En la historia oficial sobre los últimos años del franquismo, sobre la transición, no aparecen los GARI, el MIL, los grupos autónomos, ni siquiera como nota a pie de página. Vemos como nos imponen los nombres detestables de ministros franquistas. Nos hablan mucho de Suárez, ministro franquista de la Falange, el «Movimiento» fascista de la dictadura, como el gran demócrata, nos hablan mucho de Fraga Iribarne. Los historiadores nos hablan mucho de El País, de Felipe Gozález y Alfonso Guerra, aunque silencian que fueron apoyados por los servicios secretos, que les ayudaron a tomar el poder en el PSOE histórico, o de que esos fantasmas socialistas inexistentes en la dictadura recibieron el apoyo y dinero de la CIA y de los socialdemócratas alemanes y fueron apoyados por el franquismo para impedir el auge de los comunistas, al inicio ilegales. De eso no nos hablan, ni de que los centristas recibieron miles de millones de los dictadores árabes para que ganaran las elecciones.
Mientras miles de obreros, intelectuales, estudiantes… militantes de muchos partidos… se la estaban jugando luchando contra el franquismo, ellos estaban ya preparando el cambio de apariencia. Ni siquiera hubo ruptura, esa continuación y transición fue una obra de arte de los franquistas y de los elementos de la CIA. Su verdadero plan estratégico: convertirse en demócratas y seguir manteniendo el poder y las ideas franquistas. Nosotros no salimos en ningún libro de historia. Sin embargo, hicimos mucho más que el obediente rey, que no hizo nada en contra del franquismo que le educó, para acabar con la dictadura de la que él llegó a ser jefe de estado en funciones. Ni los intelectuales, ni los estudiantes que se manifestaron, ni los obreros que se arriesgaron salen bien parados en la historia oficial. Pero unos politiqueros corruptos con las manos manchadas de sangre, como Fraga Iribarne, siguen controlando los poderes esenciales, el militar, el judicial, el mediático, el académico… y, en cuanto al político, permiten a los españoles ir a votar. A los vascos les encierran los candidatos, y durante tres meses asustan a los ciudadanos con ETA y atentados suicidas yihadistas (antes era con pronunciamientos militares) para que los ciudadanos voten a los partidos centralistas, de Estado, formados en el franquismo, controlados por los poderes fácticos.
3. LOS INICIOS DE LOS GARI
«Es imperativo abandonar la teoría de la «vanguardia dirigente» y adoptar la concepción -mucho más sencilla y mucho más honesta- de minoría actuante, que desempeña una función de fermento permanente, promoviendo la acción sin pretender dirigirla. La fuerza de nuestro movimiento radica, justamente, en que se apoya en una espontaneidad «incontrolable», que impulsa sin pretender canalizarla, sin pretender utilizar en beneficio propio la acción que ha puesto en marcha».
(Daniel Cohn-Bendit. «Movimiento 22 de Marzo»)
Los GARI fueron unos grupos autónomos que existieron en Francia y España en los años 1974 y 1975 y que actuaron después de la detención de los militantes del MIL y sobre todo a partir de la condena a muerte y ejecución a garrote vil a Puig Antich. Después de la disolución del MIL, decidieron seguir combatiendo formando y potenciando pequeños grupos autónomos, sin siglas, anónimos, buscando la manera de coordinarse, a partir de la acción. Considerábamos que ése era el tipo de organización eficaz, contra la dictadura y el Capital, la manera menos vulnerable de combatir al Estado franquista. La idea era intervenir en las luchas, en sintonía con las luchas obreras y populares y en sintonía con el entusiasmo revolucionario de acabar con Franco y su principito. Éramos principalmente estudiantes, de clase media, en rebeldía contra el Estado en sus diferentes formas (Dictadura, militares, trabajo, universidad, familia, Capital, Medios de información, violaciones de los derechos más elementales). Muchos proveníamos del entorno libertario. Los franceses estaban relacionados con los exiliados españoles de la CNT por lazos familiares o por afinidad. Otros, como el Grupo Primero de Mayo, provenían directamente de la CNT.
Estábamos influenciados por el mayo del 68 francés y sus ideas antiautoritarias, el situacionismo, los intelectuales franceses Sartre, Camus, Genet, Guy Debord, Baudrillard. Había una predisposición a la solidaridad, a participar en las luchas, a protestar, a insurreccionarse al constatar que el Estado violaba los derechos más elementales. Todos nos fuimos concienciando y formando en las huelgas y manifestaciones, formando parte de piquetes, en grupos que hacíamos pintadas, sabotajes… Nos fuimos radicalizando al pasar a la acción. Estábamos interesados en conocer la historia de las luchas obreras, la historia de los grupos guerrilleros, lo que se decía en el extranjero de España, lo que publicaban los exiliados catalanes, los españoles, lo que se publicaba en Ruedo Ibérico. Nos interesábamos por la lucha de ETA, de los partidos clandestinos, por la historia de la revolución española, de la Guerra Civil. Estábamos interesados por leer lo que nos escondían, ocultaban y censuraban en España. Este afán de informarse, de conocer, era general. Estábamos muy influenciados por el movimiento contracultural, formábamos parte de él de una manera u otra. También estábamos influidos por nuestros antecesores, los maquis, las guerrillas de Latinoamérica, los Tupamaros, el Che, la ETA, grupos históricos como “Nosotros” de Durruti, García Oliver y Ascaso. Lo importante era pasar a la acción, armarse y prepararse, porque estábamos convencidos de que los franquistas no cederían su poder y sus privilegios sin pelear e intentar mantenerlos por la fuerza. Lo importante era asumir nosotros la lucha sin esperar ni el despertar del Proletariado, ni las indicaciones de los líderes, ni el contexto apropiado, ni la muerte de Franco. Nosotros creíamos que, así como la acción de otros nos concienciaba y nos despertaba, la acción nuestra de resistencia iba a provocar igualmente el efecto mariposa, que se añadirían grupos, como así sucedió.
Este tipo de organización autónoma ya existía, y mejor. No es que hiciéramos o descubriéramos nada nuevo. El grupo 22 de marzo de Cohn-bendit, las Brigadas Rojas, la RAF, eran los que marcaban la resistencia al neocapitalismo incipiente y globalizante en Europa. La ETA y sus grupos eran los que tenían en jaque a los militares franquistas y aliados y sus acciones nos alegraban ya que iban debilitando al régimen. Era un tiempo de muchas recetas políticas, de efervescencia de grupos, con escisiones, nuevos grupos, nuevas recetas, nuevos programas, siglas, etc. Los grupos autónomos se quieren desmarcar de esto con la autonomía, cada uno se hace su propia ley, toma las decisiones y actúa de manera propia. Autonomía proviene del griego y significa “el grupo que se hace su propia ley”, que decide las normas y cómo se organiza, que se retroalimenta por sí mismo, que está capacitado para no depender de los demás, que es capaz de emanciparse a sí mismo. Es la autonomía aplicada a la acción de los pequeños grupos, que se puede extender a organizaciones más grandes. Valorábamos la autonomía en oposición a lo automático, a las normas, principios y reglas que regulan a los grupos políticos. Valorábamos la autonomía frente a los grupos que funcionan por encargo o mandato, o los grupos que son dirigidos, o los mueven a capricho, como los robots. Esta autonomía de la que nos reclamábamos, no impedía que fuéramos conscientes de las muchas ataduras que padecemos y a las muchas contradicciones personales entre lo que se piensa y se hace. De ahí la revuelta para llegar a hacer lo que se piensa y pensar lo que se hace.
No éramos muy militantes y en eso nos equivocamos. No nos preparábamos en cuestiones básicas de seguridad, tácticas, estrategias, formación militar, conocimiento del enemigo. Nuestra mediocridad, falta de organización y preparación impidieron que diéramos golpes certeros como los de la ETA, que evidentemente se pueden, y se podían haber dado. Vivíamos al máximo la vida bohemia de París con múltiples relaciones y descubriendo nuevos intereses, amigos, países y pasatiempos. Reaccionamos al asesinato de Puig Antich con ganas de ir a por todas contra la dictadura, y contra cada una de las barbaries del franquismo. Los combatimos con entusiasmo pero no con preparación y persistencia, anticipándonos a ellos o sorprendiéndoles. Más bien actuábamos respondiendo a los crímenes que la Dictadura cometía. Tampoco reflexionábamos mucho sobre lo que íbamos haciendo. De ahí la repetición de errores. La autonomía era igualmente una necesidad ante las fuerzas represivas, el que no cayera toda una organización grande, el que no hubiera infiltrados, y la convicción de que en pequeños grupos invisibles, incontrolados, anónimos, éramos mucho más fuertes. Sigue leyendo RESCATANDO EXPERIENCIAS DE LUCHA ARMADA: LOS GARI (GRUPOS DE ACCION REVOLUCIONARIA INTERNACIONALISTA)