Cada generación, sin duda, se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no lo rehará. Pero su tarea quizá sea más grande. Consiste en impedir que el mundo se deshaga. Heredera de una historia corrompida, en la que se mezclan revoluciones fracasadas, las técnicas enloquecidas, los dioses muertos y las ideologías extenuadas; cuando poderes mediocres pueden destruirlo todo, pero ya no saben convencer; cuando la inteligencia se ha rebajado hasta convertirse en criada del odio y de la opresión, esta generación ha tenido, en sí misma y alrededor de sí misma, que restaurar, a partir de sus negaciones, un poco de lo que hace digno el vivir y el morir. A. Camus
Compañerxs;
¿Alguien puede creerse/imaginarse (realmente) que la “violencia máxima” (es decir, la que proviene del Estado y sus instituciones) puede vencer, ahogar, reprimir y/o suprimir el deseo, el instinto, la voluntad y las ideas/prácticas de una vida libre y digna? Además, debo añadir que la libertad sin dignidad no es susceptible de considerarse como tal.
¡Pues no! La violencia (en todas sus formas y manifestaciones) solo engendra violencia; existen muchas formas de violencia y la peor de todas es la que se ejerce desde los poderes que se creen legitimados (ya sea por el Rey, el Estado, el Parlamento, las masas, el Derecho, las Religiones, etc.) por y con el apoyo y labor implícitos y explícitos de esta legión asalariada de “ilustradxs”, “técnicxs” y “funcionarixs”, dotadxs y armadxs en y con todas las ramas y ciencias del saber para ejercer el poder y el dominio de lxsunxs sobre lxsotrxs.
Leyendo el texto de Michel Foucault (El Sujeto y el Poder. Por qué estudiar el poder: la cuestión del “sujeto”) retomo el hilo donde escribe/reflexiona: (sic) Sin duda, parece más sensato no tomar como una totalidad la racionalización de la sociedad o de la cultura, y en lugar de esto, analizar este proceso en distintos campos, cada uno de ellos vinculado a una experiencia fundamental: la locura, la enfermedad, la muerte, el crimen, la sexualidad.
(…)
Creo que el término “racionalización” es peligroso. Lo que debemos hacer es analizar las racionalidades concretas, en vez de invocar siempre el proceso de la racionalización en general.
Quisiera sugerir una manera distinta de iniciar la construcción de una nueva economía de las relaciones de poder, una manera más empírica, mas directamente relacionada con nuestra situación actual y que implica una mayor relación entre teoría y practica. Consiste en tomar como punto de partida las formas de resistencia contra los distintos tipos de poder a través del antagonismo de las estrategias.
Por ejemplo, para descubrir que entiende nuestra sociedad por cordura, quizá debemos investigar lo que ocurre en el campo de la locura.
Y, para averiguar que entendemos por legalidad, lo que ocurre en el campo de la ilegalidad.
Y, para entender en qué consisten las relaciones de poder, quizás debamos investigar las formas de resistencia y los intentos de desintegrar estas relaciones (…) No basta con afirmar que estas son luchas antiautoritarias; debemos intentar definir con mas precisión lo que tienen en común.(sic)
Las palabras, las ideas y conceptos, las experiencias vividas y/o acumuladas a lo largo de nuestro transcurrir (y “devenir”) son nuestro más preciado “capital”… Todo Poder tiembla a la pasión y la experiencia puesta al servicio de un individuo frente a la “multitud”. El individuo consciente de sí y de su entorno “poliédrico” (con intenciones siempre transgresoras) es más que temida por lxs que creen que los seres vivientes deben ser “recursos” de y para sus políticas “civilizadoras”… ciudadanxssistémicxs parte orgánica y acrítica.
Así aconsejaría a todxs lxs compañerxs que anden a todas las fuentes (textos, autores, obras, etc.) que voy citando para que cada cual asimile y comprenda lo que pretendo decir/explicar en este escrito de “consideraciones varias” que pretenden abarcar una serie de cuestiones (que nos afectan a todxs por igual) y que, personalmente, me vengo replanteando desde mi “regreso” en la Península Ibérica y tras más de 30 años encarcelado entre el Estado español y alemán por mis convicciones anárquicas y luchas, tanto dentro como fuera de los muros y sus fronteras; un anarquista no entiende de fronteras.
Es dificilísimo (al menos para mi) intentar abarcar en este texto toda una serie de cuestiones que podrían sintetizarse en lo que me concierne a mí como persona (me niego a dejarme “cosificar”), lo que me inquieta como activista anárquico y lo que me afecta como secuestrado institucional.
Detesto tener que escribir sobre la cárcel cuando mis inquietudes y deseos van mas allá de esta y me da nauseas hablar sobre “Derechos” cuando no creo (ni legitimo) este poder que solo sirve para disciplinar masivamente a quienes son lxs más desfavorecidxs y refractarixs al sistema en su totalidad.
No es necesario (al menos a quienes conocen lo que ocurre aquí, dentro y fuera o sea en la calle y en sus cárceles) que mencione la repugnancia que me causa constatar el panorama político-social-jurídico y carcelario (y su doble rasero a la hora de aplicarse castigos y “derechos” a unxs y otrxs; lxs de arriba y lxs de abajo) que vivimos, la arrogancia de la “casta”, la servidumbre forzada y/o voluntaria de “lxs de abajo”, el desprecio absoluto que se tiene hacia valores fundamentales como Justicia social, Dignidad, Libertad que todxs dicen respetar y desear (sobre todo a quienes se reclaman “paladines” de estas “cosas” ya sea desde el arco parlamentario como “antiautoritario”), pero que todxs lo dicen de dientes para afuera sin coraje y convicción para luchar por ellos…
La cárcel es un fiel reflejo de lo mismo que hay en la calle, solo que en la cárcel (el sistema a microescala) no son necesarias las máscaras para explotar, torturar y exterminar a lxs menos “favorecidxs” del sistema y/o lxs que no renuncian a luchar contra este, que no están dispuestxs a perder sus principios y valores, lxs más radicales que van a las raíces de los problemas. Y por supuesto se alimenta de lxs más pobres, lxs más marginales; lxs que no pueden pagar los servicios de esta ramera al servicio del poder.
Aquí, hablar de “independencia” del poder judicial no solo es ridículo y una mentira sino que me ofende y llena de cólera. Lo mismo me ocurre cuando veo-escucho a estas basuras (políticos-periodistas) decir que “la Ley es igual para todxs”: para todxslxs que la puedan pagar, o sea para todxslxs que roban-asesinan desde las esferas del poder… o de los poderes.
(…)
Hasta no hace muchos años la cárcel en el Estado español continuaba siendo un espacio más de lucha y ahí están los testimonios-libros-textos que así lo confirman; ahora es solo un acto de resistencia pura y dura. La vida en “comunidad” (con todas las diferencias ideológicas que pudiésemos tener entre nosotros los presos) con individuos afines permitía la “alianza” con otrxspresxs (ya fueran con consciencia política o valores morales) para llevar a cabo proyectos de ruptura y confrontación con el poder y el Status Quo del dominio.
La reapropiación absoluta de este espacio institucional con las cárceles modulares por parte de los carceleros y la servidumbre voluntaria (o interesada, con intereses basados en el egoísmo, la envidia, la incultura y lo impuesto) por parte de esta “nueva generación de presxs” impide que exista una “línea divisoria” entre un “ellxs” y un “nosotrxs”, lxs “arruinadxs”; la cuestión fundamental que sustentaba toda lógica de confrontación entre dominadxs y dominadores. Para entender cómo ha sucedido esto se debe hacer un análisis de la composición pasada y actual de los presos, el sistema y la sociedad. Así como un estudio pormenorizado de las nuevas técnicas y tecnologías de control social. Obviamente, para mí lo determinante es la muerte del “sujeto” individual y colectivo potencialmente refractario que permitía que la superestructura no fuese determinante (pese a su brutalidad represiva y técnica) porque los valores de solidaridad-amistad (en menor o mayor medida) junto con los intereses individuales como colectivos de lxs presxs eran un hecho decisivo.
¿Qué ha sucedido?
Aquí me permito citar una carta del preso político encarcelado en Estados Unidos, Ray Luc Levasseur, escrita en Febrero de 1993: No creo que haya que poner romanticismo a los presos y su lucha, pero ¿en qué fase hemos entrado cuando los liberales de izquierda, incluido el grupo altamente sospechoso de los “progresistas” no hacen ninguna mención de la cárcel? Escriben bastante acerca de la policía (mejor dicho, no bastante, pero si más que sobre las cárceles), y luego dejan que se marchite en la parra como si la humanidad dejara de existir tras una reseña… Más adelante cita: En sus publicaciones, los izquierdistas suelen referirse al riesgo de cárcel debido a sus actividades, pero me gustaría saber cuántos de ellos seguirían activos si pensaran seriamente que sus acciones fueran a comportar el riesgo de cárcel o de daños físicos… Y continua: La razón por la que había un nivel tan alto de consciencia política entre los presos en una época anterior era porque reflejaban lo que pasaba en las calles del país en una época anterior, y hasta cierto punto internacionalmente… Los presos son a menudo el reflejo de lo que sucede en la calle (….) el nivel general de consciencia política entre los presos es bajo (…) esta es una época de abandono casi total de los presos. Si le añadimos las condiciones de supervivencia, se tiende a crear un cinismo poco saludable… Y acaba: En ningún lugar del mundo se choca tanto y tan descaradamente con el poder de la Ley y de la fuerza bruta como en las cárceles.
En este mismo libro donde sale publicada la carta de Luc aparece un artículo titulado: Lente distorsionada (El filtro corporativo de los media respecto a la justicia y a la delincuencia): Este papel recae en gran medida en los medios de comunicación, especialmente en las grandes cadenas de televisión, los semanarios de noticias y los periódicos. Con los medios de comunicación de masas en propiedad de un número decreciente de conglomerados empresariales, los mensajes que transmiten son cada vez más uniformes, standards, y sustentadores del Status Quo… Cuantas más “noticias” consumes menos sabes… Los presos son vistos por la mayoría de la gente en los medios de comunicación, consciente o inconscientemente, como bestias mudas y pasivas, como los siervos de antaño, para hablar de ellos, pero nunca con ellos.
A mí, ya me vienen aplicando la “Ley Mordaza” mucho antes de su aprobación Parlamentaria y condenando al ostracismo político porque mi participación por escrito en debates antiautoritarios les hacía cagarse en los pantalones a los detentadores del Poder (o Poderes). Como a centenas de otrxs, ya se me ha condenado a “cadena perpetua” sin declararlo oficialmente. Aquí, me secuestran casi sistemáticamente casi toda mi correspondencia (alguna carta sí que me llega) pese a que incluso estando en Régimen FIES se supone que tengo “derecho” a recibir correspondencia ilimitada (eso sí, solo puedo escribir dos cartas semanales, que nunca tengo garantías de que lleguen) y se supone que también revistas, periódicos y libros. A mí, no me permiten salir de los módulos donde me tienen (y de los cuales me van rotando sistemáticamente) por “razones de seguridad”. En suma, llevo 30 años de prisión y no sé cuando saldré pues constantemente me cambian las liquidaciones de condena. Además se me acusa de pertenecer a una organización “terrorista” sin haber sido condenado ni juzgado por terrorismo. Y quiero que conste: esto no es una queja ni un lamento, tan solo una constatación de mi realidad.
Y sí, soy anarquista y no me arrepiento de nada de lo que he hecho, dicho y vivido; y jamás se me ocurriría pedir un indulto y/o justificarme ante poderes e instituciones que me dan asco. Y como no soy un oso amaestrado tampoco me veréis dar entrevistas a periodistas donde vender un discurso y una pose para conmover a un público abúlico y convencerlo o seducirlo con argumentos tranquilizadores, inocentistas y/o victimistas. Sobre la prensa opino como RetMarut: ¡Prensa, es tu nombre, maldita mentirosa! Prensa, es el nombre de la puta más indecorosa. Si tengo dinero, puedo hacer cualquier cosa contigo. Porque no hay infamia en el mundo para la que no puedas servir. No hay crimen, por más grande que sea, en el que tú, prensa, no participases. El periodista comunica la opinión de quien le paga el salario como si fuese su opinión personal. Y entonces este chulo se dice “opinión publica”.
La “máxima violencia”, la Institución totalitaria no han logrado domesticarme tras más de 30 años de cárcel, no han conseguido arrancarme mis convicciones anárquicas y menos aún generarme el síndrome de Estocolmo, ni inyectarme el virus de la servidumbre voluntaria. Como escribe Etienne de la Boetie: Siempre aparecen algunos, más orgullosos y más inspirados que otros, quienes sienten el peso del yugo y no pueden evitar sacudírselo, quienes jamás se dejan domesticar ante la sumisión y quienes, al igual que Ulises, a quien nadie ni nada detuvo hasta volver a casa, no pueden dejar de pensar en sus privilegios naturales y recordar a sus predecesores y su estado original. Son estos los que, al tener la mente despejada y el espíritu clarividente, no se contentan, como el populacho, con ver la tierra que pisan, sin mirar hacia delante ni hacia atrás. Recuerdan también las cosas pasadas para juzgar las del porvenir y ponderar las presentes. Son los que, al tener de por si la mente bien estructurada, se han cuidado de pulirla mediante el estudio y el saber. Esos, aun cuando la Libertad se hubiese perdido irremediablemente, la imaginarían, la sentirían en su espíritu, hasta gozarían de ella y seguirían odiando la servidumbre, por más y mejor que se la encubriera.
Aún tengo la capacidad de viajar con mi mente a lo largo del tiempo e imaginarme ese mundo del que escribe y describe Rediker en Canaglie di tuttoil Mundo (La Época dorada de la Piratería) complementado con su otra obra maestra, TheMany-HeadedHydra-Sailors, Slaves, Commoners, and the Hidden History of the Revolutionary Atlantic, que nos complementa porque hoy estamos como estamos y somos lo que somos… Si es o no posible una Anarchia Selvaggia como nos la describe Pierre Clastres (sociedades sin Estado, sin división de tareas, especializaciones etc.) es lo de menos. Pues, como escribió nuestro ilustre Cervantes en Don Quijote: La libertad, Sancho, es uno de los más preciados dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre: por la libertad, así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida; y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres…
Salud a los hombres y mujeres libres del mundo. Salud a lxs que llevan un mundo nuevo en sus corazones como dijo nuestro Durruti. Salud todxs lxs antiautoritarixs, anarquistas y nihilistas del orbe entero!
Jamás vencidxs!
Nunca arrepentidxs!!
Gabriel Pombo Da Silva,
Topas
noviembre 2015